sábado, 31 de diciembre de 2016

La Ciuden y la estupidez política



Instalaciones de la Ciuden para la captura y el almacenamiento de CO2
La Ciuden (Fundación Ciudad de la Energía), apoyada por Zapatero para investigar en la captura y almacenamiento del CO2 emitido por las centrales térmicas, ha sido una de las instituciones elegidas por el Gobierno de Rajoy para su eliminación. Desde el 2011, esta voluntad se ha ido cumpliendo con la designación de una dirección que ha impedido que se desarrollen proyectos y programas de investigación y desarrollo en la Ciuden, y que ha reducido su plantilla a más de la mitad. Todo ello ha disminuido el potencial desarrollo, no solo de líneas de trabajo e innovación punteras, sino del potencial desarrollo del Bierzo y de toda la Comunidad de Castilla y León..

Está comprobado que la innovación es un motor fundamental del desarrollo de un país. La atracción de talento y su capacidad para desarrollar procesos e ideas favorece la creación de nuevos procesos, nuevos productos y nuevas ideas que atraen más talento, creando una retroalimentación positiva que tiene como consecuencia el crecimiento, la creación de empresas y la reducción del paro. Este mecanismo es tan evidente que en muchos países los recortes frente a la crisis han sido selectivos, no comprometiendo estos bucles de desarrollo. En España ha ocurrido lo contrario, a la endémicamente escasa mentalidad innovadora, se ha unido una visión cortoplacista, provinciana y obtusa, que se ha ensañado en recortar centros de innovación y desarrollo, provocando la huida de las mejores mentes y talentos a otros países.

Un ejemplo de esta necedad política ha sido la CIUDEN. La Fundación fue creada con una inversión millonaria en laboratorios, equipamiento y personal que para sí hubieran soñado muchos países. Pero la crisis y la sinrazón política se han ensañado con estos centros de innovación, no para estimularlos y favorecer su productividad y competitividad exigiendo mejores resultados, no para reducir el endémico clientelismo e instalar la necesaria meritocracia, sino para destruirlos como solución ante la crisis. Se ha tratado por igual a la locomotora que al resto de vagones, algo absurdo. La triste paradoja es que nuestros talentos han tenido que emigrar a otros países para innovar, en algunos casos, en los mismos temas en los que este gobierno está impidiendo que se trabaje en la CIUDEN.

La solución adoptada para deshacerse de la CIUDEN ha sido maquiavélica, nombrar a una dirección mercenaria que la destruya desde dentro. De esto puedo dar fe dado que las propuestas que hemos intentado desarrollar desde la Universidad de Léon en colaboración con la Ciuden han sido sistemáticamente despreciadas por la dirección de dicha entidad.  Los comentarios del Dr. Abanades en el Diario de León sugiriendo que los proyectos deben ser sometidos a otros expertos son ciertas, son los científicos los que deben evaluar si los proyectos son buenos o no, pero para ello la dirección debe, al menos, permitir que los investigadores puedan solicitarlos en los ámbitos científicos habituales, cosa que no ha sucedido.

Pero ¿Hay razones objetivas para que la CIUDEN deba desaparecer? ¿Debe eliminarse un centro que sigue siendo un ejemplo internacional en el desarrollo de tecnologías limpias? Las evidencias son claras al respecto, la investigación en energías limpias es reconocida como una prioridad en todos los países avanzados. La innovación en estos aspectos de la energía es una de las actividades que mayor relación tiene con la empresa. La actividad de la CIUDEN está íntimamente implicada con la industria, y por tanto con el potencial desarrollo de empresas y patentes, menospreciar dicha potencialidad es de una torpeza mayúscula.  

El hecho de que las líneas prioritarias de investigación de la Unión Europea incluyan las actividades que se realizan en la CIUDEN, o que los programas para el desarrollo de energías limpias, emanados de la cumbre del clima de París, como la Misión Innovación, o el programa Apolo Global, respaldados por más de 20 países y con la inversión de compañías como Amazon, Facebook o la Fundación Bill Gates, son más evidencias que no apoyan la decisión política de nuestro Gobierno de eliminar la Ciuden. La inversión privada de más de 15 billones de dólares en USA, o el compromiso de la UE de aumentar la Inversión de I+D en energías limpias hasta cubrir el 0,02% del PIB, se suman a las infinitas pruebas de que mantener la Ciuden está claramente justificado.

Pero la Ciuden es también importante para el Bierzo y para nuestra región. Con la Ciuden Castilla y León se ha colocado en los primeros puestos mundiales en el campo de las energías limpias y ha reforzado la posición de esta Comunidad en cuanto a su papel en el desarrollo e investigación de estas tecnologías. El abandono político de la Ciuden sería una grave equivocación en una Comunidad en la que, afortunadamente, aún persisten grupos de investigación, empresas e instituciones que demuestran la vocación natural de la Comunidad  en esta temática.


Salvando las distancias, merece la pena recordar que las ideas de Tesla, o inventos como la Coca-Cola, fueron considerados en sus inicios ideas  sin ningún interés por los “listos” del momento (políticos, administraciones, investigadores, empresas). Nadie puede por tanto decidir si una idea, o una institución, es buena o no, solo el tiempo lo decide. Denle a la CIUDEN la financiación, el talento y la dirección adecuados, y al cabo de un tiempo prudencial evalúen qué proyectos, empresas, patentes y otros productos ha obtenido, y entonces decidan si la CIUDEN, su continente o su contenido, deben reformarse  o reorientarse. Seguimos siendo una sociedad que piensa que el éxito es una cuestión de suerte, y que desprecia el esfuerzo y el trabajo concienzudo como parte fundamental del éxito. Abortar una actividad como la de la Ciuden, prioritaria en todos los países desarrollados, no parece ser por tanto lo más inteligente para nuestra región y nuestro país. Pero claro, estamos en un momento de la historia en el que la inteligencia parece ser, no sólo lo menos útil, sino lo menos utilizado.

 

Artículo publicado en el Diario de León  21/12/2016

Algunas noticias relacionadas con la situación de la Ciuden:

Del sueño de Lazúrtegui a la Ciuden. Diario de León 21/11/2010






martes, 1 de noviembre de 2016

El bosque de ribera, un ecosistema en extinción



Los sotos, o bosques de ribera, son uno de los ecosistemas más impactados por la actividad humana, casi el 65% de ellos han desaparecido o han sido sustituidos por escolleras y motas, cuando no por cultivos de choperas, Los bosques de ribera son especialmente vilipendiados en época de riadas. Ante una inundación no es raro escuchar la necesidad de “limpiar el río” como remedio infalible para evitarla, cuando en realidad es todo lo contrario. La deforestación de las riberas, especialmente en las zonas de cabecera de  ríos y afluentes, aumenta la gravedad de las inundaciones y riadas. 
Los bosques de ribera en los cauces altos tienen una función vital regulando inundaciones

La canalización aumenta la velocidad de la corriente y produce la erosión de cauce, descalzando pilares y provocando el colapso de puentes


Al contrario de lo que alguna gente piensa, los sotos interceptan y detienen la escorrentía, sirven de esponja a las crecidas y ayudan a recargar acuíferos. Mantener el bosque de ribera ayuda a prevenir pérdidas millonarias y disminuye la necesidad de construir, o reconstruir, estructuras para el control de esas crecidas. Hace tiempo que se sabe que para controlar las inundaciones los ríos deben gestionarse teniendo en cuenta toda su cuenca y no sólo alguna de sus partes. Es mucho más adecuado reforestar y mantener el bosque de ribera de toda la cuenca que construir canalizaciones o azudes para regular las avenidas. Los ríos inundan su álveo como ciclo natural, no es una patología, el río no nos agrede, simplemente reclama lo que es suyo. Los ríos nos recuerdan continuamente que son sistemas dinámicos que necesitan su espacio y que lo recuperan dramáticamente cuando se les invade. Sustituir el bosque de ribera por escolleras o estrechas motas supone aumentar la energía de la corriente, lo que incrementa la erosión del lecho y el consiguiente descalzado de pilares, rotura de azudes o colapso de márgenes. 

Los encauzamientos no resuelven los problemas de inundaciones, sólo los desplazan y los agravan aguas abajo. Si se mantuviese y fomentase un buen bosque de ribera, y se reforestasen las zonas de cabecera de los ríos, una buena parte de las avenidas estarían controladas. Mantener el bosque de ribera y respetar las zonas naturales de inundación del río son las medidas más económicas y adecuadas, pero las que más se incumplen y por lo que, a menudo, se paga un altísimo precio en vidas y propiedades



Además de la protección frente a las inundaciones que ofrecen los sotos, y de su indudable valor como corredor para la fauna y mantenedor de la biodiversidad y de  la producción piscícola, algo importante en nuestra provincia; el bosque de ribera tiene otra función mucho menos conocida, la de eliminar los contaminantes. Un bosque de ribera bien desarrollado es capaz de eliminar el 100% de los fertilizantes que arrastra la escorrentía superficial en las zonas de cultivo y que podrían llegar al río. El bosque de ribera es también muy eficaz degradando compuestos mucho más peligrosos para la salud como son los pesticidas.  

Las altas concentraciones de nitratos y pesticidas que se han detectado en el río, pozos de riego y aguas de abastecimiento de algunas zonas del Órbigo y Esla podrían verse reducidos si se favoreciera el desarrollo de esta excelente depuradora lineal que es la vegetación de ribera. El gradiente de inundación que se establece en los márgenes a medida que nos alejamos del lecho favorece una alternancia de la vegetación, desde plantas que necesitan tener sus raíces permanentemente inundadas hasta aquellas que toleran menos la inundación, esta alta diversidad de vegetación y de los microorganismos asociados es la responsable de la eficacia depuradora del bosque de ribera. 
Concentración de nitratos en las aguas subterráneas en función de la anchura del bosque de ribera
La anchura del soto necesario para una eficaz eliminación de los contaminantes depende de muchos factores, pero de forma general oscila entre unos pocos metros a casi los 100 m. Cuanto mayor sea la superficie dedicada a la agricultura intensiva, mayor debe ser el desarrollo del bosque de ribera en los ríos, regueros y canales que la atraviesan. Sin embargo lo común es lo contrario, la quema estacional y la constante destrucción de la vegetación riparia. Está claro que el río es el reflejo del uso que se hace de la cuenca, si esta se deforesta y se contamina habrá menos agua, tendremos riadas, y beberemos aguas más contaminadas, aunque construyamos embalses, escolleras o depuradoras. Debemos aceptar que, como dijo Heráclito, la salud del hombre es el reflejo de la salud de la tierra, y en este caso el bosque de ribera puede solucionar buena parte de nuestros problemas







miércoles, 27 de abril de 2016

El Dia Mundial de los Humedales*

El humedal llamado "Laguna grande" en Bercianos del Real Camino (León)

Para gente de cierta edad un humedal todavía se asocia a una connotación negativa: agua estancada, humedad, mosquitos, fango, visión no exenta de motivos ya que el paludismo fue endémico en España hasta principios del siglo XX, siendo oficialmente erradicado en los 60. Pero este miedo secular, que desarrolló leyes favoreciendo la desecación de miles de hectáreas, no ha quedado tan atrás, ni en la sociedad, ni en las mentes de algunos “expertos” o de un buen sector de la administración ambiental, lo que ha favorecido una “sequía” en la gestión de los humedales o un sangrante desinterés científico por los pocos que quedan.

 El paludismo se erradicó oficialmente en España en el año 1965, hasta entonces era una enfermedad endémica.

Mientras que el ornitocentrismo ha salvado a muchos humedales de su extinción gracias a la suerte de albergar algún ave protegida, los que no tenían esa dicha se veían con el futuro muy negro, hasta que llegó la Directiva Marco del Agua. Esta Directiva supuso un cambio abismal en la gestión del agua en España, de repente aparece una legislación que pretende algo hasta entonces inconcebible, mantener una buena calidad ecológica en los ecosistemas acuáticos. No solo hay que hacer los tradicionales análisis químicos, ahora hay que saber si la cantidad y variedad de seres vivos que habitan en cualquier río, lago, estuario o zona costera es la que realmente debe haber. Labor difícil, no tanto en el caso de los ríos porque siempre han estado manejados por el hombre, pero muy complicada para los lagos y humedales, donde el conocimiento sobre ellos es muy escaso. Pero esta Directiva, redactada por expertos de la “Europa húmeda” y por tanto sin tener en cuenta a la Europa mediterránea, fue escandalosamente manipulada en su aplicación a nuestros lagos y humedales por la Dirección General de Aguas (con la complacencia de muchos expertos, todo hay que decirlo),  por la única razón de que tuviese el menor coste de recursos y personal para las arcas del Estado viendo las que se les venía encima. Mientras los ríos se estudiaban y caracterizaban al detalle, los lagos y humedales se ignoraron, a menos que tuviesen la suerte de parecerse a los de la Europa húmeda.

La administración ha priorizado a los embalses en la aplicación de la Directiva Marco del Agua, en detrimento de los humedales (www.chd.es)

Nuestra sociedad, y por tanto su administración y muchos expertos, sigue teniendo una visión “Suiza” de lo que debe ser un lago o un humedal. Queremos que estos ecosistemas sean grandes y tengan agua todo el año. Tenemos la visión del acomplejado por no tener los humedales del centro de Europa, no la del que se siente orgulloso por tener humedales de características mediterráneas.

Nuestros humedales son pequeños, aislados de otros, altamente fluctuantes (la mayoría son temporales) y con un funcionamiento distinto que hace de los humedales Mediterráneos diferentes de los del resto de Europa. La posición de nuestra administración ambiental frente a  Bruselas, fue que, en vez de luchar y enorgullecerse de sus lagos y humedales y adaptar la Directiva a estas peculiaridades (como otros países hicieron), los despreciaron como si fueran de tercera, prefiriendo gestionar los embalses, o solo aquellos que se pareciesen a la  “postal Suiza” del lago. Esta visión va cambiando, pero no a la misma velocidad a la que las zonas húmedas van deteriorándose.

Aún falta entender que no sólo hay que conservar cierto humedal, sino que, bajo las condiciones del Mediterráneo, es necesaria la conservación de todos los escasos humedales que quedan. La razón no es romanticismo o ambición ecologista. Simplemente quedan muy pocos en nuestro país, y por otro lado los cambios climatológicos acentúan la temporalidad  y por tanto la desaparición de los que hasta hace poco eran permanentes. Sabemos que los humedales que resisten la desecación sirven de fuente de dispersión de especies para los que recuperan el agua después de la sequía, permitiendo que se recolonicen, y que la supervivencia de muchos organismos depende de la existencia de esta red de humedales en los que se alterna la extinción y la recolonización de las especies. Los humedales son como nuestras pequeñas selvas tropicales en las que el grado de conocimiento de su composición y funcionamiento es aún poco conocido.

El bosque de ribera es un humedal con importantes funciones (control de avenidas, descontaminación, etc.)

Pero dejando aparte la conservación de especies, algo que algunos tacharán de poco práctico pese a que muchas de utilidad viven en los mismos, ¿por qué otras razones debemos conservar los humedales, incluso recuperar los perdidos o crear otros nuevos? Desde hace años se sabe que los humedales actúan como “riñones” de los ecosistemas. Los ríos que han conservado sus ecosistemas de ribera tienen mucha menor concentración de fertilizantes y pesticidas que los que carecen de ellos. 


La excelente capacidad de depuración de los humedales ha llevado a desarrollar tecnologías específicas para el tratamiento de aguas residuales o de zonas contaminadas por metales pesados u otros compuestos tóxicos. Algunos países aconsejan la construcción de humedales dentro de cauces en zonas de alta carga ganadera o agrícola, y la aplicación de humedales para el tratamiento de la escorrentía de lluvia es algo común en otros. 




Humedal construido para el tratamiento de las aguas residuales de Bustillo de Cea (León)


Las últimas catástrofes naturales consecuencia del tsunami del Indico o del huracán de Florida evidenciaron que mientras que el humedal costero protegió del tsunami a los habitantes de las zonas que aún lo conservaban, la destrucción de los mismos para el cultivo o la acuicultura dejó de tener un balance económico positivo cuando se perdieron miles de vidas por la ausencia de dicha protección. 




Los manglares, humedales costeros, protegen las costas de la destrucción frente a los tsunamis.(www.fao.org)

La conservación de los humedales es por tanto la visión egoísta de quienes piensan que la conservación y el uso razonable de las especies y de los ecosistemas es la mejor forma de asegurar nuestra propia conservación. Si una vez al año podemos recordarlo, daño por lo menos no hará


*Artículo modificado del publicado en el Diario de León