Hace unos meses escuchaba por la radio que la fundación de
un conocido banco había concedido unas becas a los mejores egresados de unos
estudios técnicos para que emigrasen a Estados Unidos con el objetivo de continuar
su formación. Tanto la locutora como los estudiantes celebraban la noticia, y
en el ánimo de la mayoría de los que la escuchaban estoy seguro que habría un
sentimiento de alegría por los agraciados. Pero la noticia no tenía nada de
alegre porque en el fondo continuaba evidenciando que, como sociedad, seguimos asumiendo
que el que vale tiene que marcharse para poder triunfar. De hecho, los
organismos públicos y privados que financian ayudas competitivas son fiel
reflejo de esta mentalidad al subvencionar preferentemente la emigración del
talento, y no la inmigración. Esta actitud derrotista no abunda en sociedades más
desarrolladas. Organismos e instituciones de investigación en otros países no
fomentan la pérdida de sus talentos con ayudas y becas para que emigren sino todo
lo contrario, invierten todos sus recursos para atraerlos y retenerlos, vengan
del país que vengan.
Si en algo están de acuerdo todos los especialistas en el fomento
del desarrollo, es que las sociedades no necesitan de grandes infraestructuras
ni obras faraónicas, algo en lo que tienden a centrarse todos los políticos y
gobernantes, lo verdaderamente importante es atraer a las mejores mentes y
favorecer la colaboración entre ellas, lo que en otras palabras se conoce como
mantener y fomentar el capital humano, una asignatura aún pendiente para la
mayoría de nuestros dirigentes.
Al contrario que nosotros, que favorecemos que los mejores
se vayan, los países que quieren seguir desarrollándose llevan décadas en una
guerra por la atracción de talento. Esta guerra se está acentuando con los años
como consecuencia, entre otras razones, de la caída de la natalidad y del
dominio de una política universitaria que prioriza el utilitarismo. Cada vez
hay menos estudiantes, y con menos vocación por la investigación y la
innovación. Además, los países que hace años eran fuente de talento, como China
o Corea, empiezan a ser fuertes competidores por el mismo.
Tesis doctorales realizadas en España en educación. El incremento a partir del 2008 es por el efecto de la crisis (Fdez-Bautista et al. 2014) |
Nuestra mentalidad provinciana y etnocentrista es la
responsable de que cuando administraciones, universidades o centros de
investigación convocan ayudas, becas o cualquier oferta para atraer a los
mejores, se incluyan normas que lo único que hacen es seleccionar a los que
cumplen administrativamente dichos requisitos, no a los más adecuados para el
puesto. ¿Alguien se imagina al Instituto
Tecnológico de Massachusetts, o a cualquier empresa de Silicon Valley solicitando
investigadores o trabajadores cuyo requisito sea tener nacionalidad
norteamericana?, ¿O que ellos o sus familias hayan nacido o estén empadronados en
Boston o San Francisco?, ¿O que no hayan tenido un contrato de trabajo el
último año?, ¿O que su edad esté entre los 25 y los 30 y que hayan terminado la
tesis en un año concreto? Varios de estos requisitos, y otros todavía más
restrictivos y absurdos, pueden encontrarse en cualquiera de las convocatorias que
fundaciones, ministerios, universidades, comunidades autónomas, o incluso ayuntamientos,
lanzan para, en teoría, favorecer la atracción de las mejores mentes..Un ejemplo reciente, la Junta de Castilla y León acaba de publicar su oferta para contratar a estudiantes de doctorado, pero sus condiciones impiden que nuestras universidades puedan atraer a los mejores estudianes extranjeros, lo que hace imposible compensar la fuga de los nuestros.
La visión localista en la selección de personas es contraria
al desarrollo. Atraer talentos no solo no es competencia para los talentos
locales, que siempre podrán optar al puesto, sino que la selección de talento,
venga de donde venga, favorece la atracción de más talento y la generación de
riqueza a través de sus actividades, productos y creaciones. Sabemos muy bien
lo que habría que hacer para atraer talento, pero no hay voluntad para hacerlo bien.
La atracción de talento requiere una mentalidad y estructura meritocrática,
pero nuestra sociedad es fundamentalmente clientelar. Queremos a los mejores, pero
solo si son de los nuestros.
Las universidades, los centros que más deberían fomentar la atracción
de talento por su innegable papel en el desarrollo, adolecen de los mismos
problemas burocráticos y de mentalidad que el resto de nuestra sociedad. Es
casi imposible conseguir que una universidad española fomente la contratación
de profesores e investigadores extranjeros de forma estable como lo hacen las
universidades del mundo anglosajón. De hecho, según la Comisión Europea, poco
más del 2% de los profesores de nuestra universidad son extranjeros, frente al
25% en Reino Unido o el 43% en Suiza.
Porcentaje de profesores extranjeros en las universidades de diferentes países (European Comission 2017) |
Las consecuencias de esta internacionalización son
evidentes, por poner un ejemplo el 31 % de los premios Nobel norteamericanos
entre 1901 y 2015 nacieron fuera de USA, un porcentaje que casi triplica el de
la población total inmigrante que llegó a ese país en dicho periodo. Actualmente
las limitaciones impuestas por las políticas de
Trump y del brexit están
reduciendo la entrada de talento, pero varios países han visto una oportunidad
a estas políticas. Por citar algunos ejemplos Francia ha desarrollado un programa
para que los investigadores extranjeros no aceptados puedan “refugiarse”, y
Nueva Zelanda ofrece casa y sueldo a los que no puedan entrar en USA.
En nuestro caso, la falta de inteligencia política y social,
la misma que favorece y se alegra de exportar a los mejores, ha imposibilitado
el cambio de mentalidad y condiciones para la atracción de talento después de
la crisis; y ello pese a que España sería uno de los países preferidos para venir
a trabajar según una encuesta realizada en 19 países occidentales. Pero nuestro
modelo productivo sigue sin cambiar, nuestra inversión en I+D ha sido cada vez
menor y nuestra política económica solo está centrada en el Ibex35. Al
contrario que España, Irlanda, un país tradicionalmente exportador de talento
como nosotros, desarrolló el Make It in
Ireland, una agresiva y controvertida política de atracción de talento tecnológico
iniciada en 2013 que ha sido capaz de alcanzar un equilibrio entre exportación
e importación de talento, lo que ha hecho de Irlanda el mayor exportador de
software después de USA.
Estamos aún muy lejos de las mentalidades, capacidades y
estructuras legales que favorecen la atracción de talento. Aquí nos seguiremos
basando en intentar atraer el talento nacional que circunstancialmente decida
regresar, mientras que continuaremos exportando un número muy superior de
talentos altamente formados, lo que contribuirá a mantener el desarrollo de las
sociedades más abiertas e inteligentes y empobrecer la nuestra. Ojalá, antes de
que la gerontocracia nos domine, podamos preocuparnos menos en subvencionar la
emigración de los mejores y mucho más en atraerlos, vengan de donde vengan.
Fuentes:
European Commission 2017 EurydiceBrief. Academic staff 2017.
Fdez-Bautista et al. 2014 Analisis longitudinal de tesis doctorales españolas en educación. Relieve: 20.
http://globalgovernanceprogramme.eui.eu/migration-and-innovation-why-is-europe-failing-to-attract-the-best and-brigest/
http://globalgovernanceprogramme.eui.eu/migration-and-innovation-why-is-europe-failing-to-attract-the-best and-brigest/
http://blogs.elconfidencial.com/economia/grafico-de-la-semana/2017-04-07/economia-espanola-cambio-modelo-productivo_1361886/
European
Union. 2016 Best practices in talent attraction, developtment and retention.The European Union Social Fund.
* Publicado en el Diario de León el 13/1/2018